domingo, 18 de abril de 2010

El Papa cumple cinco años acosado por los escándalos


Benedicto XVI es un hombre anciano. El viernes cumplió 83 años, y este lunes conmemorará el quinto aniversario de su pontificado. Un mandato marcado por la polémica y la contestación interna y externa, que algunos expertos ya definen como el más difícil de la historia y que ha colocado a la Iglesia en la situación más delicada de los últimos tiempos. Pocos recuerdan la vitalidad que demostró el Papa alemán cuando el 19 de abril de 2005, a las 17.50 horas, se asomaba por vez primera al balcón de la plaza de San Pedro como "un humilde trabajador de la viña del Señor".

Celebra el Papa su aniversario viajando a la isla de Malta, siguiendo los pasos de San Pablo, que naufragó en la isla hace 1.950 años, y esa sensación de naufragio va haciendo mella entre buena parte de los católicos. Puede que allí se encuentre, cara a cara, con algunas de las víctimas de la última gran lacra de la institución: la pederastia. Un escándalo que ha estallado en las últimas semanas, pero que desde hace décadas se viene denunciando en distintos foros.

El Pontífice será recordado por su gestión de los casos de pederastia
La soledad de Ratzinger
Desde el caso Maciel a los abusos organizados en Irlanda, Estados Unidos o Alemania alguno de los cuales implicaba, por omisión, al propio Papa, nadie duda que Benedicto XVI será recordado por la historia por el modo en que afronte los casos de curas pederastas y obispos encubridores. Algo para lo que el Papa no parece estar acompañado por una curia que, según denunciaba la pasada semana el National Catholic Reporter, fue sobornada por el fundador de la Legión de Cristo para asegurar su protección ante las acusaciones de abusos. Y es que este es otro de los grandes problemas de Benedicto XVI: la soledad.

Estos cinco años no han tenido desperdicio. Un papado con sus luces, especialmente su última encíclica, Caritas in Veritate, sobre la solidaridad en el mundo globalizado, su acercamiento a los ortodoxos o la más que previsible condena a los Legionarios de Cristo. Pero su gestión ha tenido demasiadas sombras, que denotan una cada vez más indisimulada intención de retornar a una Iglesia anterior al Concilio Vaticano II (misas en latín, el perdón al grupo ultraconservador de Lefebvre, el inmovilismo en lo referente al celibato, el sacerdocio de la mujer y los métodos anticonceptivos es un ejemplo).

"Los preservativos aumentan el problema del sida", dijo en África
Las polémicas vinieron muy pronto. Apenas dos meses después de su primera visita a España (clausuró en Valencia el V Encuentro Mundial de las Familias, y regresará en noviembre a Barcelona y Compostela y presidirá la Jornada Mundial de la Juventud en 2011 en Madrid), Benedicto XVI soliviantó al mundo musulmán cuando afirmó en la Universidad de Ratisbona que "Mahoma no había traído nada novedoso, excepto la orden de extender la fe mediante la espada". Los problemas con el mundo universitario tuvieron continuidad en enero de 2008, cuando por primera vez en la historia un Papa tuvo que suspender una conferencia en la Sapienza por la protesta de profesores y alumnos.

En julio de 2007, el Papa aprobó, 40 años después, la vuelta de las misas en latín, uno de los requisitos exigidos por la Fraternidad San Pío X (los lefebvrianos) para negociar el fin del que hasta la fecha es el último cisma de la Iglesia católica. Benedicto XVI levantó en enero de 2009 la excomunión a los obispos tradicionalistas, justo en el momento en que uno de ellos Richard Williamson, esta misma semana condenado por un tribunal alemán negaba el Holocausto.

Pese a que el Papa siempre ha buscado el acercamiento con los judíos (en 2009 viajó a Tierra Santa), la futura beatificación de Pío XII denunciado por su silencio ante el exterminio nazi ha enfriado las relaciones. El pulso también se ha estirado con la comunidad anglicana, después de que en noviembre pasado Benedicto XVI abriera la puerta para que buena parte de los autodenominados "anglocatólicos" que no admiten sacerdotes casados ni mujeres obispos se pasaran a Roma, sin el permiso del arzobispo de Canterbury.

La Iglesia está en la situación más delicada de los últimos tiempos
La Iglesia no ha cambiado su postura sobre el sexo, el aborto o los métodos anticonceptivos, donde Benedicto XVI también fue protagonista de la polémica al asegurar, durante su viaje a África, que el sida "no se combate sólo con dinero, ni con la distribución de preservativos, que, al contrario, aumentan el problema". Unas declaraciones que provocaron la repulsa de la comunidad científica de todo el mundo.

Ahora, a la espera de la decisión sobre Marcial Maciel y con los casos de curas pederastas saliendo a la luz a cada minuto, Benedicto XVI afronta el futuro de una Iglesia cada vez más desconectada de la sociedad y con menos influencia y prestigio sobre ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario