lunes, 3 de mayo de 2010

¿Homosexuales? Aquí no hay de eso

Una respetable señora lesbiana ¿tiene que oír muchas cosas en los pueblos?
-En los pueblos de menos de 20.000 habitantes es donde más conmovida me he sentido, porque la gente, en términos generales, es mucho más generosa y utiliza más el sentido común. Cuando damos una información clara, eliminamos un peso innecesario que han tenido estas personas. Por eso yo estoy tan enamorada del proyecto de Colegades, porque erradicamos violencia y 'bullying' escolar, proponemos una convivencia. Hemos encontrado casos puntuales de apología a la violencia, pero tienen su origen en problemas más allá de la falta de información.
-Con tantas idas y venidas, le habrá pasado de todo.
-La primera vez que fuimos a El Gastor, estábamos aparcando mi compañero Sebastián y yo, cuando oímos por un altavoz que tiene en la plaza el Ayuntamiento: «Atención, atención, los homosexuales de la capital vienen a dar una charla; el que quiera que vaya a la casa de la cultura». Había dos señores mayores y uno le preguntó al otro: «¿Qué es lo que ha dicho?» y cuando el otro le contesta dice: «¿Homosexuales? Aquí no hay de eso». Ya en la Casa de la Cultura vimos a un chico que estaba allí el primero y hubo una especie de catarsis y todo el pueblo le pidió perdón, porque desde pequeño había sido objeto de violencia continuada, porque era el 'mariquita' del pueblo. Allí nos dimos cuenta de lo necesarios que somos en la provincia y por eso nos han dado un premio a nivel nacional.

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